Nuevas pistas sobre el melanoma hereditario
Apenas un 5-10% de los casos de melanoma tiene carácter hereditario.
Hasta ahora apenas se conocen unos pocos genes con mutaciones
implicadas en la predisposición genética de un 20% de estos casos
familiares. En el 80% restante de melanomas de tipo familiar, el
'interruptor' de la enfermedad es desconocido y se sospecha que puede
ser único en cada árbol genealógico.
Dos estudios que se publican esta semana apuntan hacia un nuevo culpable para explicar algunos de estos melanomas hereditarios y el proceso de desarrollo de este cáncer de piel.
Las mutaciones identificadas por investigadores del Instituto Broad de Harvard (EEUU), el MD Anderson de Houston (Texas), el Instituto Valenciano de Oncología o el Centro alemán de Investigación del Cáncer, entre otras instituciones, se encuentran en el gen TERT, implicado en el mantenimiento de los telómeros, unas pequeñas estructuras que protegen los extremos de los telómeros de los daños del envejecimiento.
"Estas estructras se van acortando a medida que envejecemos", explica a ELMUNDO.es el doctor Eduardo Nagore, jefe clínico en el servicio de Dermatología del IVO y firmante en uno de los dos trabajos. "En una amplia familia con numerosos casos de cáncer de piel descubrimos una mutación específica que facilita que los telómeros no se acorten [aumentando la predisposición al cáncer]".
"Esto facilita que se desarrolle un melanoma si, además, aparecen nuevas alteraciones, generalmente secundarias al daño que produce la radiación ultravioleta", resume el investigador español.
La cuestión, como reconoce Nagore, es que la mutación en TERT descubierta en la familia tomada de muestra no se encontró posteriormente en otras 34 familias valencianas afectadas por casos de melanoma hereditario, ni en en 140 pacientes con melanoma esporádico (sin antecedentes familiares) y 165 individuos sanos, por lo que, en principio, sospechan, no es una alteración muy frecuente.
Por eso, admite, el siguiente paso será tratar de identificar las mismas mutaciones en el gen TERT en otras familias de todo el mundo afectadas por dos o más casos de melanoma. Nagore admite que es demasiado pronto para añadir el análisis de TERT en las pruebas genéticas que ya se realizan en la actualidad a los individuos de estas familias con alto riesgo de sufrir un cáncer de piel, aunque sí es una buena pista para seguir trabajando.
Por otra parte, tanto en el trabajo en el que ha participado Nagore como en el segundo de los estudios, el gen TERT estaba mutado en el tumor, como lo demuestra su presencia en 125 de las 168 líneas celulares de melanomas esporádicos analizadas. Concretamente, se observó una mayor frecuencia en líneas procedentes de melanomas metastáticos que de tumores primarios, por lo que es posible que su presencia pueda condicionar un peor pronóstico para los pacientes.
En el segundo estudio, llevado a cabo en distintas instituciones estadounidenses, los investigadores observaron mutaciones en TERT no sólo en el 65% de los melanomas analizados, sino también en otros tipos de cáncer, como el de vejiga (en las tres líneas analizadas) o hígado (en cuatro de seis).
Como ellos mismos señalan, "aunque el papel de los telómeros en el proceso tumoral es bien conocido", estos datos pueden ayudar a conocer mejor el papel que juegan en el caso concreto del melanoma. Sus resultados, además, reavivan el interés por el desarrollo de sustancias que funcionen a este nivel".
Dos estudios que se publican esta semana apuntan hacia un nuevo culpable para explicar algunos de estos melanomas hereditarios y el proceso de desarrollo de este cáncer de piel.
Las mutaciones identificadas por investigadores del Instituto Broad de Harvard (EEUU), el MD Anderson de Houston (Texas), el Instituto Valenciano de Oncología o el Centro alemán de Investigación del Cáncer, entre otras instituciones, se encuentran en el gen TERT, implicado en el mantenimiento de los telómeros, unas pequeñas estructuras que protegen los extremos de los telómeros de los daños del envejecimiento.
"Estas estructras se van acortando a medida que envejecemos", explica a ELMUNDO.es el doctor Eduardo Nagore, jefe clínico en el servicio de Dermatología del IVO y firmante en uno de los dos trabajos. "En una amplia familia con numerosos casos de cáncer de piel descubrimos una mutación específica que facilita que los telómeros no se acorten [aumentando la predisposición al cáncer]".
"Esto facilita que se desarrolle un melanoma si, además, aparecen nuevas alteraciones, generalmente secundarias al daño que produce la radiación ultravioleta", resume el investigador español.
La cuestión, como reconoce Nagore, es que la mutación en TERT descubierta en la familia tomada de muestra no se encontró posteriormente en otras 34 familias valencianas afectadas por casos de melanoma hereditario, ni en en 140 pacientes con melanoma esporádico (sin antecedentes familiares) y 165 individuos sanos, por lo que, en principio, sospechan, no es una alteración muy frecuente.
Por eso, admite, el siguiente paso será tratar de identificar las mismas mutaciones en el gen TERT en otras familias de todo el mundo afectadas por dos o más casos de melanoma. Nagore admite que es demasiado pronto para añadir el análisis de TERT en las pruebas genéticas que ya se realizan en la actualidad a los individuos de estas familias con alto riesgo de sufrir un cáncer de piel, aunque sí es una buena pista para seguir trabajando.
Por otra parte, tanto en el trabajo en el que ha participado Nagore como en el segundo de los estudios, el gen TERT estaba mutado en el tumor, como lo demuestra su presencia en 125 de las 168 líneas celulares de melanomas esporádicos analizadas. Concretamente, se observó una mayor frecuencia en líneas procedentes de melanomas metastáticos que de tumores primarios, por lo que es posible que su presencia pueda condicionar un peor pronóstico para los pacientes.
En el segundo estudio, llevado a cabo en distintas instituciones estadounidenses, los investigadores observaron mutaciones en TERT no sólo en el 65% de los melanomas analizados, sino también en otros tipos de cáncer, como el de vejiga (en las tres líneas analizadas) o hígado (en cuatro de seis).
Como ellos mismos señalan, "aunque el papel de los telómeros en el proceso tumoral es bien conocido", estos datos pueden ayudar a conocer mejor el papel que juegan en el caso concreto del melanoma. Sus resultados, además, reavivan el interés por el desarrollo de sustancias que funcionen a este nivel".
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