Mi primera menstruación
Los argentinos lo llaman "hacerse señorita", aquí en España "hacerse
mujer", pero la frase en cuestión es sólo una mera anécdota. La llegada
de la primera regla es un proceso natural de la mujer
que forma parte de la preadolescencia el cual, tal como aconsejan los
expertos, debe tratarse con la mayor naturalidad posible y enfocarla de
manera positiva, ya que en todo este proceso influyen mucho los factores
sociales y culturales.
Así, la psicóloga especialista en sexualidad, Mónica Poblador, del Centro Álava Reyes Consultores de Madrid, asegura que no debe "ni idealizarse" ni "obviarse". "Considerar a las chicas más o menos mujeres es más un significado social que le ponen los adultos. Hay incluso padres que les hacen un regalo a sus hijas y las encumbran con la famosa frase de 'ya eres una mujer', con la vergüenza que eso puede suponer para la niña", explica, convencida de que uno de los errores más frecuentes que se comete a la hora de hacer educación sexual, es tratar las dudas y las reacciones que tienen sus hijas mirándolas con "ojos de adulto" y no desde su perspectiva de niñas, que es realmente lo que son.
La ginecóloga Lola Pérez Jaraíz, del Hospital San José de Madrid, explica que el inicio de la menstruación depende de la madurez del aparato genital. Y esta a su vez de la secreción de hormonas que estimulamos de los ovarios que segregan unas glándulas alojada en el cerebro, la hipófisis y el hipotálamo.
"No conocemos con exactitud todos los factores que influyen en que estas glándulas cerebrales inicien su trabajo. Entre otros están los factores genéticos y el peso corporal. Las mujeres delgadas tardan más en tener la regla", aclara la doctora. Además, puntualiza que influyen factores genéticos, ambientales y geográficos, así como una mejor alimentación y la práctica de ejercicio físico reglado.
Normalmente, esa primera regla suele doler. Esos 'dolores cólicos menstruales' en los primeros días, señala la doctora, se dan aproximadamente en el 50% de las adolescentes pero, a medida que va creciendo, estos "calambres" suelen ser menos molestos y, en ocasiones, llegan incluso a desaparecer por completo.
Mucho se ha hablado del momento de esa llegada, y aún circulan muchos mitos, pero lo cierto es que "no pasa nada" porque aparezca más o menos tarde. Diferente es cuando la menarquia precoz (antes de los ocho años) porque hace que la niña se enfrente a una fase vital para la que todavía no están preparadas emocionalmente y suelen avergonzarse. Pero, ese crecimiento corporal, continúa explicando la experta, cesa unos dos o tres años después de la llegada de la regla, con lo que su talla final suele ser menor de la media. En el caso de un desarrollo tardío, la menstruación se espera con insistencia y es bien recibida, ya que "por fin es igual que el resto de sus amigas", afirma Pérez Jaraíz.
Del mismo modo, el pediatra Jordi Pau, coordinador de Prevención y Seguridad de la Asociación Española de Pediatría (AEP), asegura que no hay ni ventajas ni inconvenientes a nivel físico dependiendo del momento de esa llegada de la regla, tan sólo pequeños desajustes: "Si viene temprana, nos encontramos con una mentalidad infantil en un cuerpo de mujer y, viceversa, si aparece más tarde. Pero insiste igualmente, que esos "desajustes" se desarrollan dentro de la normalidad y que además, no existen ni ventajas ni inconvenientes "porque llegue antes o porque llegue después".
"Es cierto que es un acontecimiento importante en sus vidas", confirma la psicóloga, sobre todo si tienen hermanas o amigas que están también accediendo a ese proceso de "normalidad" y "madurez". Por ello, los padres han de tratarlo con la mayor naturalidad posible.
La base está en la actitud con la que se trata el tema. Hay padres que viven en proceso de forma aséptica, otros de manera idealizada y "hacen una fiesta" y hay otros que aprovechan ese momento para "hacerlas sentir únicas y especiales" y contarles a sus hijas todo cuanto desean saber. Pero lo importante, continúa Poblador, es vivirlo de manera auténtica, de forma natural, que se esfuercen por abrirse y que "acojan la curiosidad y el pudor" de sus hijas como algo normal.
A pesar de que actualmente las niñas suelen estar bien informadas y son conscientes, tanto hijas como padres, de que se trata de un "proceso natural", como expone la doctora Pérez, todavía existen familias donde cualquier aspecto relacionado con la sexualidad se trata como un tema tabú. "Muchas chicas no acceden al conocimiento de la menstruación por boca de los padres sino por las amigas o compañeras de colegio que les dan ciertas nociones", aclara la especialista en psicología, mientras recuerda el caso concreto de una niña. "Me contaba que cuando descubrió a los 10 años que sangraba no sabía qué era lo que le estaba pasando y le tuvo que preguntar a su padre, que fue el primero en llegar a casa. Decía que lo pasó fatal, que preguntárselo a su padre fue un suplicio. No quería porque era demasiado pronto y además le dolía muchísimo", recapitula Poblador.
Por este y por otros relatos similares es importante, aconseja la experta, que los padres expliquen bien en qué consiste la regla antes de que la niña "la viva por primera vez y no le pille por sorpresa". Tratar el tema con la mayor naturalidad posible. Además, es también una buena oportunidad para empezar a hablar con su hija de sentimientos y de los cambios que le acontecederán en un futuro. "Las madres son modelos de aprendizaje privilegiados y sus actitudes, antes este fenómeno natural, son referentes para la formación y actitudes de sus hijas", señala Poblador.
Para Jordi Pau lo más importante es la prevención y la tranquilidad. Si las niñas están preparadas y conocen lo que quieren saber antes de su llegada, puntualiza el doctor, todo ocurrirá dentro de la normalidad.
Se debe desmitificar la regla y enfocarla de manera positiva, concluye por su parte Poblador, ya que así se facilita que las niñas puedan sentirse bien "dentro de su cuerpo de mujer" y sentirse a gusto dentro de su propia piel.
Así, la psicóloga especialista en sexualidad, Mónica Poblador, del Centro Álava Reyes Consultores de Madrid, asegura que no debe "ni idealizarse" ni "obviarse". "Considerar a las chicas más o menos mujeres es más un significado social que le ponen los adultos. Hay incluso padres que les hacen un regalo a sus hijas y las encumbran con la famosa frase de 'ya eres una mujer', con la vergüenza que eso puede suponer para la niña", explica, convencida de que uno de los errores más frecuentes que se comete a la hora de hacer educación sexual, es tratar las dudas y las reacciones que tienen sus hijas mirándolas con "ojos de adulto" y no desde su perspectiva de niñas, que es realmente lo que son.
La menarquia
La primera regla se denomina menarquia y suele ocurrir entre los nueve y los 16 años. "En España como promedio aparece entre los 11 y 12", puntualiza. No hay una edad óptima para empezar a menstruar ya que cada chica es diferente y cada cuerpo lleva su ritmo. Es una parte más del desarrollo sexual, señalan los expertos, y una prolongación de todos los cambios que han empezado ya en la pubertad.La ginecóloga Lola Pérez Jaraíz, del Hospital San José de Madrid, explica que el inicio de la menstruación depende de la madurez del aparato genital. Y esta a su vez de la secreción de hormonas que estimulamos de los ovarios que segregan unas glándulas alojada en el cerebro, la hipófisis y el hipotálamo.
"No conocemos con exactitud todos los factores que influyen en que estas glándulas cerebrales inicien su trabajo. Entre otros están los factores genéticos y el peso corporal. Las mujeres delgadas tardan más en tener la regla", aclara la doctora. Además, puntualiza que influyen factores genéticos, ambientales y geográficos, así como una mejor alimentación y la práctica de ejercicio físico reglado.
Normalmente, esa primera regla suele doler. Esos 'dolores cólicos menstruales' en los primeros días, señala la doctora, se dan aproximadamente en el 50% de las adolescentes pero, a medida que va creciendo, estos "calambres" suelen ser menos molestos y, en ocasiones, llegan incluso a desaparecer por completo.
Mucho se ha hablado del momento de esa llegada, y aún circulan muchos mitos, pero lo cierto es que "no pasa nada" porque aparezca más o menos tarde. Diferente es cuando la menarquia precoz (antes de los ocho años) porque hace que la niña se enfrente a una fase vital para la que todavía no están preparadas emocionalmente y suelen avergonzarse. Pero, ese crecimiento corporal, continúa explicando la experta, cesa unos dos o tres años después de la llegada de la regla, con lo que su talla final suele ser menor de la media. En el caso de un desarrollo tardío, la menstruación se espera con insistencia y es bien recibida, ya que "por fin es igual que el resto de sus amigas", afirma Pérez Jaraíz.
Del mismo modo, el pediatra Jordi Pau, coordinador de Prevención y Seguridad de la Asociación Española de Pediatría (AEP), asegura que no hay ni ventajas ni inconvenientes a nivel físico dependiendo del momento de esa llegada de la regla, tan sólo pequeños desajustes: "Si viene temprana, nos encontramos con una mentalidad infantil en un cuerpo de mujer y, viceversa, si aparece más tarde. Pero insiste igualmente, que esos "desajustes" se desarrollan dentro de la normalidad y que además, no existen ni ventajas ni inconvenientes "porque llegue antes o porque llegue después".
La clave: naturalidad
La primera regla marca el inicio de su etapa reproductiva, donde se viven cambios muy importantes desde un visto físico y emocional, incluso en muchas culturas, la aparición de la primera menstruación, apunta Pérez, se celebra como uno de los momentos cruciales de la vida de la mujer."Es cierto que es un acontecimiento importante en sus vidas", confirma la psicóloga, sobre todo si tienen hermanas o amigas que están también accediendo a ese proceso de "normalidad" y "madurez". Por ello, los padres han de tratarlo con la mayor naturalidad posible.
La base está en la actitud con la que se trata el tema. Hay padres que viven en proceso de forma aséptica, otros de manera idealizada y "hacen una fiesta" y hay otros que aprovechan ese momento para "hacerlas sentir únicas y especiales" y contarles a sus hijas todo cuanto desean saber. Pero lo importante, continúa Poblador, es vivirlo de manera auténtica, de forma natural, que se esfuercen por abrirse y que "acojan la curiosidad y el pudor" de sus hijas como algo normal.
A pesar de que actualmente las niñas suelen estar bien informadas y son conscientes, tanto hijas como padres, de que se trata de un "proceso natural", como expone la doctora Pérez, todavía existen familias donde cualquier aspecto relacionado con la sexualidad se trata como un tema tabú. "Muchas chicas no acceden al conocimiento de la menstruación por boca de los padres sino por las amigas o compañeras de colegio que les dan ciertas nociones", aclara la especialista en psicología, mientras recuerda el caso concreto de una niña. "Me contaba que cuando descubrió a los 10 años que sangraba no sabía qué era lo que le estaba pasando y le tuvo que preguntar a su padre, que fue el primero en llegar a casa. Decía que lo pasó fatal, que preguntárselo a su padre fue un suplicio. No quería porque era demasiado pronto y además le dolía muchísimo", recapitula Poblador.
Por este y por otros relatos similares es importante, aconseja la experta, que los padres expliquen bien en qué consiste la regla antes de que la niña "la viva por primera vez y no le pille por sorpresa". Tratar el tema con la mayor naturalidad posible. Además, es también una buena oportunidad para empezar a hablar con su hija de sentimientos y de los cambios que le acontecederán en un futuro. "Las madres son modelos de aprendizaje privilegiados y sus actitudes, antes este fenómeno natural, son referentes para la formación y actitudes de sus hijas", señala Poblador.
Para Jordi Pau lo más importante es la prevención y la tranquilidad. Si las niñas están preparadas y conocen lo que quieren saber antes de su llegada, puntualiza el doctor, todo ocurrirá dentro de la normalidad.
Se debe desmitificar la regla y enfocarla de manera positiva, concluye por su parte Poblador, ya que así se facilita que las niñas puedan sentirse bien "dentro de su cuerpo de mujer" y sentirse a gusto dentro de su propia piel.
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