La rebelde que se hizo diosa
Las palabras que esta semana se han manejado para describir a Angelina Jolie tras anunciar en el diario The New York Times que se había sometido a una doble mastectomía han sido todas grandilocuentes y en opinión de quien las pronunciaba nunca más acertadas: diosa, amazona, heroína. Si existiera el Oscar a la mejor reinvención, llevaría el nombre de la intérprete de Girl Interrupted (quizá su mejor película). Porque ciertamente merece reconocimiento transformarse de jovencita tatuada asidua a las fiestas que no empezaban hasta entrada la madrugada a activista humanitaria y madre de seis hijos que ha decidido alterar su fisonomía –algo que también hacían las amazonas, aunque por distintos motivos-- para que su descendencia no sufra la pérdida que ella sufrió al morir su madre a los 56 años por un cáncer de ovarios. Y todo sin tener publicista.
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